miércoles, 7 de diciembre de 2011

Las casas de camineros



Siempre están a la vera del camino, al pie de lo que trabajaron, marcando distancias y siendo referencia de carros y coches antiguos en casi todos los pueblos, no muy pequeños, de España. Los peones camineros cobraban sueldo del Estado y pertenecían al antiguo MOPU. Se encargaban de cuidar los caminos y las veredas, de mantenerlo todo limpio y adecentado, reparar los baches, limpiar las piedras y rehacer los caminos cuando llovía y todo se quedaba impracticable.


Vigilaban una legua en el derredor de su casa, facilitada por el Estado, allí guardaban sus herramientas y vivían con su familia, vestidos con su uniforme salían las tardes de sol con una silla a la puerta y veían a los vecinos pasar y llegar, convirtiéndose en auténticas fuentes de información en aquellos tiempos donde las personas se conocían unas a otras, allí estaban ellos, al pie del camino todos los días del año, desde que salía el sol hasta que se ponía. Vigilaban que los viajeros y los carreteros no ocasionasen daños en el camino y repetían con denuedo el cumplimiento de las ordenanzas con riesgo de ser denunciados a la policía. Los peones camineros necesitaban contar, al menos, con veinte años de edad y no pasar de treinta y cinco, haber hecho la mili, tener buena conducta y saber leer, escribir y contar. Cada quince o treinta kilómetros las casas de los camineros eran regidas por un peón capataz, que era el que controlaba el buen trabajo de los peones a su cargo, que agrupaba en determinados momentos si el arreglo del camino lo precisaba.


Una de estas casas de camineros restaurada sigue en Anguiano, pasado el risco y antes de llegar al cementerio, de pequeño siempre la vi cerrada y apagada, sin la vida que tuvo antes, ahora se muestra restaurada y jalonada por dos carteles en los que se indica el término municipal y la carretera a la que pertenece, como los carteles azules actuales. Parece mentira pero hace poco más de cincuenta años los peones camineros con su pantalón y chaquetas de paño pardo, de cuello y solapas vueltos y de color carmesí, botines de paño negro, chaleco azul claro y rematados en un sombrero redondo con fieltro blanco y una escarapela de la bandera nacional al costado, junto con una chapa de metal en el frontal en la que indicaban que eran peón caminero y los kilómetros que controlaban. Si uno hace un esfuerzo aún cree verlos trabajando con su regatón de hierro y clavando el jalón indicador para que todos supieran donde estaba laborando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...