martes, 6 de diciembre de 2011

In memoriam



En septiembre de este año, Ana, una chica joven y llena de vida, dejaba de sufrir por las injustas curvas que el destino cruel había trazado en su vida. Apenas la conocía, tan sólo un día fugazmente y de casualidad en un bar de Doctor Cerrada cercano a su trabajo, era amiga de Raquel, y con eso bastaba y me basta, para sentir un dolor muy profundo. Con la vida por delante y multitud de sueños por empezar, se cruzó en su vida un cáncer, de los que te pillan y te machacan, sin tregua, sin compasión, aún así peleó con él cara a cara, y le puso la mejor de las sonrisas, y casi lo doblegó, poco le importaron operaciones y sufrimientos personales, tenía una cosa a perder y todo lo demás a ganar.

A sabiendas de los problemas que podría tener, quiso luchar por la vida, dando vida, fue madre, con el riesgo de quedarse ella en el intento, pero lo logró, aunque quedó encadenada a una cama de hospital deteriorándose poco a poco, el cáncer se quiso cobrar la derrota con dolor, y vaya si lo hizo, doce meses de sufrimiento atroz, apenas consiguieron apagar su sonrisa, pero sí las de los que tenía alrededor, que veían como físicamente, la batalla caía del lado de su enemigo que se apoderaba de su cuerpo, destrozándolo todo, deformando su cara y apagando con la ceguera la luz de sus ojos, que para ella sólo se volvieron negros el día que su corazón dijo adiós sin dejar de luchar.

Nunca entenderé el por qué de tanto dolor en alguien que no se lo merece, en alguien que no provocó daño ni mal pensamiento, en alguien que fue buena en esencia, sin perfecciones, pero buena persona sin matices. Cuando ves que se va gente así, siento que el concepto justicia es algo que nos hemos inventado los humanos para domar lo indomable, la muerte no entiende que es justo o injusto, tan sólo pone el punto final a una vida, que en muchos casos, por desgracia, es demasiado corta. No te conocí nada, Ana, y aún así me has enseñado mucho, sin decirme una palabra, tu fuerza no se ha perdido y tu sonrisa menos, te han arrebatado el cuerpo, pero no el recuerdo. Gracias por nada, que para mi es todo.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado y emocionado. Hasta la foto me ha gustado.
    Muchas gracias por estas palabras. Ana está en nuestro recuerdo, y como tú dices, es una forma de seguir viviendo. Luchó por su vida creando escuela, tal era su optimismo y fuerzas. No te haces la idea de cuánto luchó y sufrió (o quizá sí que lo sabes). Este pequeño homenaje a Ana le hace justicia.
    Un abrazo.

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  2. Gracias Raquel, se lo debía.
    Un fuerte abrazo.

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